La casona de los Viguera en el Corro del Matadero


Por Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

El Corro del Matadero (hoy conocido como Plaza de la Solidaridad) y su entorno, es un claro reflejo de lo que fue la sociedad riosecana del siglo XVIII. Al deshabitado convento de San José lo rodean una serie de casonas, construidas en el 1700 por las familias pudientes que habitaban la ciudad y que querían demostrar a todo el vecindario, el alto nivel económico del que disfrutaban.

De todas esas grandes viviendas, la más llamativa es la de los Viguera. Tan sólo conserva hoy la fachada de ladrillo macizo, sostenida por unos armónicos soportales de cuatro arcos rebajados tallados en piedra. Ésta y algunos escasos elementos del patio interior, son los únicos supervivientes de esa incomprensible manía que ha asolado el municipio durante décadas de borrar a base del uso y del abuso de la piqueta, la historia de Medina de Rioseco.

La casona de los Viguera (o lo que queda de ella), era la huella que dejó una familia llegada desde Logroño y que se convirtió, gracias a sus negocios como mercaderes y como ganaderos, en una de las familias más ricas del Rioseco dieciseochesco.

El expediente de la concesión de la Orden de Carlos III, al eclesiástico riosecano Dionisio Pizarro Viguera, nos desvela el origen de esta familia y además nos describe con exactitud el blasón familiar que luce la casa mayorazga. La piedra armera, bellamente trabajada con motivos barrocos, nos muestra un escudo cuartelado en cruz. En el primero de los cuarteles se refleja el apellido Viguera que “…provino de unos caballeros Godos que conquistaron de los moros la villa de este nombre, situada a cuatro leguas de la ciudad de Logroño…”. Tiene “en campo de oro, una banda roja y en la parte superior e inferior un roel rojo”. El segundo cuartel corresponde al apellido Escudero: “en campo de oro, un león rampante en su color, coronado, lampasado y armado de gules (rojo), bordura de azur (azul) con ocho estrellas de oro”. El tercero, es del apellido García de Aplicanos, que dicho expediente describe como “cuartelado, en primer y cuarto cuartel en rojo, una mano de plata y abajo ondas de mar azules y plata y en segundo y tercero, en azul, lucero de oro”. El cuarto cuartel es el de la familia Ribera y representando “en oro tres fajas de sínople (verde)”.

Gracias a este blasón, sabemos que las armas correspondían al matrimonio formado por el riojanano Francisco de Viguera García de Aplicanos y la riosecana Josefa Escudero Ribera. La pareja tuvo, como correspondía a la época, una numerosa descendencia, entre ellos a Ángel y a Francisco Viguera, citados en el Catastro del Marqués de Ensanada como los dos mayores ganaderos de Rioseco. El primero poseía 1.442 ovejas, 700 borregos y 700 corderos. El segundo, Francisco, tenía 1.450 ovejas y 1.630 borregos.

El poder económico de los Viguera, del resto de conocidas sagas riosecanas dedicadas a los negocios y de la propia ciudad de Rioseco, fue eclipsándose con el paso de los siglos. La causa: el resistirse a adaptar a la modernidad y a las nuevas formas económicas sus negocios. Creyeron que podrían resistirse a la evolución y la evolución, como un alud de nieve, pasó sobre ellos, arroyándoles.

share on: