La Asociación Taurina Riosecana logró sus dos objetivos propuestos con la celebración de la III Becerrada Benéfica: primero divertir con un espectáculo único y por otra parte ser solidarios. Tanto que Rioseco, un año más, se volcó con la causa y se lograron recaudar 4.500 euros mediante una rifa que fueron entregados a Cáritas Parroquial, un buen dinero que será destinado a la ayuda de las familias riosecanas más necesitadas.
En lo puramente taurino, la becerrada también fue exitosa. Tras la comida que la Asociación taurina realiza cada año, maestros, subalternos, areneros, mulilleros, alguaciles y el grupo de forcados hacían un multitudinario paseíllo por la calle Mayor, donde sin duda lució la calesa en la que iban dos invitados de excepción. Falete y su ex novio Caballito de Mar, que se reconciliaron por unas horas en Rioseco.
Marcelo Porrero Marcelito abrió plaza, aunque se notó su juventud, estuvo valiente y voluntarioso, con un excelente becerro al que también salió el sobresaliente Pedro Guerra Guerrita y el propio Falete, que cambió los saltos del trampolín por la muleta para demostrar su valía.
Volvía a la que fue su plaza, cuarenta años después Ángel García El Junquerillo. Quizá lidió con el menos bueno de un encierro muy bravo y noble de El Vellosino, que permitió el lucimiento de la terna. Junquerillo demostró que ese dicho de quien tuvo retuvo fue aplicable. Con estampa de torero antiguo, suyos fueron muletazos limpios y en algunos casos con mucho gusto.
Javier Rueda El Chemina demostró su raza al recibir al tercero a portagayola. Luego, con la muleta tuvo pasajes de mucha transmisión con los tendidos. Fueron series por las dos manos en los que el riosecano, muy aficionado a los toros, se encontró realmente a gusto.
Cerraba el cartel Jesús Pérez Cabañas, de familia torera. Y eso se notó en el ruedo. Lidió al más fuerte de los cuatro novillos y estuvo francamente bien, a pesar de que el viento molestó en algunos pasajes de la lidia. Hubo muletazos largos, de muy buen trazo que el público coreó desde el tendido.
Quienes también fueron muy aplaudidos fue el grupo de forcados riosecanos, que se presentaban en sociedad. Ejecutaron la pega portuguesa en las cuatro ocasiones con valentía y demostraron velar por la seguridad de los toreros, aunque eso significara en alguna ocasión que incluso se lanzaran encima del diestro cuando este había salido revolcado por el becerro. En definitiva, todo un espectáculo en el ruedo, y solidaridad en los tendidos.