Una sabrosa parte del patrimonio riosecano


Miguel García

Hace meses un grupo de amigos madrileños visitaba Rioseco durante un fin de semana. No hace mucho me llegaban un buen número de fotografías de aquellos días. Entre excelentes y bellas imágenes de iglesias, calles, museos, pasos, torres, esculturas o vistas del Canal de Castilla,  saltaba a la vista una que a primera vista pareciese que no venía a cuento.

En la imagen, entre una mano y un vaso de café, se distingue un plato con cuatro de deliciosos dulces. No es difícil adivinar que es la barra de Cafetería Cubero y sus sabrosos y populares abisinios.

La conclusión es clara. Sin duda, el viajero, tras su visita  a Rioseco, llevará en la memoria la emoción de haber descubierto la belleza de los barros de Juan de Juni, la verticalidad del retablo mayor de la iglesia de Santiago, la maravilla de la Capilla de los Benaventes o el sosiego del Canal de Castilla, junto al divino placer de haber disfrutado de una gastronomía de agradables sabores, como esos abisinios de Cubero, que vienen a ser la parte más sabrosa del patrimonio riosecano.

Además, la foto esconde otro significado, quizás más relevante. La presencia del vaso de café con leche y la mano sobre otro vaso, que apenas se distingue, nos hablan de un encuentro de personas, de una conversación de amigos, de un momento para las palabras. Y endulzando todo ello, los abisinios. Ese es un patrimonio que pertenece a cada uno de nosotros.

share on: