Fue apoteósico, indescriptible, emocionante, soñado, vibrante… Los calificativos se quedan cortos para narrar lo que ocurrió en la noche del pasado sábado, cuando el cortador riosecano Alejandro García Pajarito, en la que era su última actuación tras doce años en activo, se coronaba en Zaragoza ganando el II Concurso de Cortes de Toros de Fuego ante 10.000 almas entregadas a la torería del riosecano.
Era la primera vez que se enfrentaba a toros embolados, y paradójicamente tuvo que ser en su última tarde. “Fue una experiencia muy bonita y en una plaza como la de Zaragoza”. Pajarito tenía marcada a fuego (nunca mejor dicho) esta fecha en el calendario. Quería que su último certamen fuera en una plaza de primera y con un triunfo rotundo y lo consiguió, vaya si lo hizo.
Logró colarse en la final y ahí se jugó la vida en su último día. La gloria o la enfermería. Lanzó la moneda al aire y, afortunadamente, salió cara. “Fue impresionante. En mis tres cortes de la final, las bolas me tocaron y me quemaron la camiseta. Incluso al final del concurso tenía deshecho los pantalones por el fuego”, recuerda aún emocionado Pajarito, quien no sabe cómo expresar lo que sintió cuando por tres veces, en cada uno de sus cortes, “la gente se puso en pie”.
Enfrente, el legendario hierro portugués de Palha. Toros muy grandes, serios, imponentes, con gran arboladura que, para colmo, lucían dos antorchas en los pitones. “Fueron toros muy buenos, que galoparon y el de la final exigió mucho. Menos mal que estaban muy bien embolados y los podía medir bien. Pero quise ajustar tanto que me acabaron tocando”, reitera el riosecano, que aún no se ha repuesto de todo lo vivido en esa soñada despedida.
El cortador de Rioseco, que algún crítico taurino bautizó como Alejandro Almirante del Corte, quería ganar en Zaragoza e irse en su última noche por la Puerta Grande. “Ya había sido subcampeón y tercero en esta plaza, pero quería una victoria. Estuve muy tranquilo todo el concurso y eso se notó en el ruedo”. Pajarito se impuso a Javier Santander (Arganda del Rey), Sergio del Valle (Vitoria), Eloy Pueyo (Teruel) y David Ramírez El Peque (Arganda del Rey).
Y si la noche iba de emociones, el momento en el que el riosecano no pudo reprimir sus lágrimas fue cuando la megafonía anunció su victoria y su gran amigo el cortado zamorano de Vezdemarbán, Víctor Holgado, le entregó el trofeo, ante una plaza, la del coso de Misericordia, rendida a los pies de uno de los cortadores más grandes que ponía el broche de oro a una impecable y meteórica trayectoria de 12 años en la cúspide del mundo del corte.
Rioseco, Valladolid y Zaragoza: Tres momentos para la historia
Alejandro García Pajarito anunció en lavozderioseco.com hace ya muchos meses que esta sería su última temporada. La decisión no era casual y fue muy meditada. Al filo de los 30 años quería retirarse en lo más alto, para que los aficionados y sus muchos seguidores lo recordaran como el gran torero que fue, en un mundo tan complicado y arriesgado como el de los cortes. Enseguida se planteó tres fechas en las que no podía fallar. Tres citas importantes a modo de despedida: Rioseco, Valladolid y Zaragoza. O lo que es lo mismo: su pueblo, su plaza y la última tarde en un coso de primera. Y las tres fueron para el recuerdo. Con victoria en el Coso del Carmen en San Juan y en Zaragoza en el Pilar. En Valladolid entró por la puerta de atrás pero acabó subcampeón, con una final fue de ensueño, compartiendo duelo con su inseparable amigo Víctor Holgado. El adiós no tiene marcha atrás y el corte se quedará sin uno de sus mejores exponentes. Pero el riosecano, que será papá próximamente, comienza ahora una nueva vida ilusionante donde los triunfos tampoco se le resistirán. Hasta siempre maestro.