Manuel Rubio, que era puesto en libertad el viernes por la tarde tras pagar sus familiares los 1000 euros de fianza, negó ser culpable de los cargos que se le imputan, entre los que se encuentran actos de vandalismo en la Estación de Atocha y el haber roto un dedo a un policía, según él mismo expresó.
Ese día, tras los graves enfrentamientos entres la policía y los concentrados, se saldaba con 36 detenidos, de los que 34 quedaron en libertad con cargos el jueves por la noche, a otro [el riosecano] la juez le impuso prisión eludible bajo fianza de 1.000 euros, y el último, menor de edad, pasó a disposición de la Fiscalía de Menores. El Juzgado de Instrucción número 8 de Madrid consideró que había indicios contra los liberados de delitos contra las instituciones del Estado, atentado y resistencia. Al detenido, el riosecano Manuel Rubio, al que la juez fijó la fianza, le imputó la presunta comisión de dos delitos de atentados y desórdenes públicos, según publicaba el país.com.
Rubio explicó que había estado en la concentración de Neptuno «como observador» y que más tarde se había ido a un bar a cenar con unos amigos, momento en el que la policía entró en el establecimiento llevando a cabo distintas detenciones. En este sentido Rubio explicó que «cuando la policía nos dijo que saliéramos a la calle, yo dije que tenía que pagar, ante lo que me dijeron que me quedara».
Rubio, quien cree que las declaraciones de la policía son «incoherentes», expresó que «yo no tengo lesiones, lo que es una señal que no he forcejeado para romper un dedo a un policía». Además indicó que cómo era posible que siendo el único que quedó detenido bajo fianza, fuera el único que en el furgón de la policía llevara las esposas por delante cuando todos los demás las llevaban por detrás.
Respecto a los actos de vandalismo de la Estación de Atocha, el riosecano, que cree, al igual que su abogado, haber sido «un cabeza de turco», indicó no haber estado nunca en ese lugar, destacando ser una persona pacífica que «durante la concentración me rompieron el reloj sin que dijera nada».