‘Pajarito’ se queda a las puertas de una victoria en Las Ventas

El cortador riosecano se metió en la final del concurso goyesco de recortadores de Madrid. Fue cuarto en una meritoria y poco valorada actuación

J.A.G.

No pudo ser. Alejandro García Pajarito acarició ayer la gloria con los dedos, pero en el último suspiro se le escapó. El bravo cortador riosecano llegó muy motivado al coso madrileño de Las Ventas, el más importante del mundo, tras su victoria hace unos días en el concurso de cortes de Benavente. Pajarito sabía que haber sido seleccionado entre los mejores 16 cortadores del momento para disputar el certamen goyesco de Madrid, en el día de la Comunidad, no era suficiente. Por eso se apretó los machos y firmó una actuación impecable, aunque al final el galardón se lo llevara –no sin cierta sorpresa- José Antonio Pérez Josele (de Peñalver, Guadalajara) y Alejandro fuera tan sólo cuarto, un puesto un tanto rácano que no reconoció su gran actuación.

Llegaba el riosecano hasta las inmediaciones de Las Ventas “muy tranquilo, concentrado y tranquilizado”, acompañado por una cámara de La Voz de Rioseco que le siguió en todo momento. No se dejó impresionar Alejandro por el ladrillo caravista del coso venteño, ni por las dimensiones del ruedo, ni por el miedo que infunde ese oscuro túnel de cuadrillas, ni tampoco por la seria corrida de El Sierro reseñada para la mañana del 2 de mayo, fecha festiva en Madrid. Pajarito es torero veterano en estas lides y no era la primera vez que pisaba el albero madrileño.

Cuatro astados clasificatorios y uno para la final. Bien presentados, un punto abantos –muy propios del encaste Atanasio-, manejables, nobles, aunque algo mansitos y sosos. El del riosecano –el segundo- se paró pronto, se aculó en tablas y desarrolló peligro. No obstante, y para entonces, Pajarito le había recetado tres cortes, de menos a más, que bien valieron una merecida final.

Le tocó abrir toro. Algo que no benefició por la salida abanta y dormida del morlaco que rozó los 500 kilos. En el primero, Alejandro ya enseñó su credencial. Pero sería en el espectacular segundo corte y, muy especialmente, en el tercero de ejecución perfecta cuando el de Rioseco demostró que sigue siendo uno de los punteros del escalafón de cortadores. Pajarito se ofreció, dio el pecho, caminó lento y torero hasta las jurisdicciones del de El Sierro. En el embroque clavó zapatillas en el albero, encajo riñones y recetó un mandoble a su enemigo que lo dejó literalmente sentado en el ruedo. Injusto hubiera sido que no hubiera competido en la final, al igual que su amigo Víctor Holgado, de la localidad zamorana de Vezdemarbán, muy templado y torero toda la mañana.

Una final a la que llegaron Joel Rodríguez, Josele, Pajarito, Víctor Holgado y Jonathan Esteban Peta. Hasta cuatro veces pudieron embrocar los cortadores finalistas, para deleite de algo más de 2.000 personas que se dieron cita en el coso madrileño. Al final, el jurado consideró que Josele debía ser el ganador, seguido de Joel Rodríguez, quien ofreció un repertorio de espectaculares saltos y del Peta. Alejandro y Víctor, fueron cuarto y quinto, respectivamente. Tras la entrega de premios, en los aledaños de la plaza de toros los corrillos indicaban que quizá el riosecano tuviera que haber estado mucho más arriba en la clasificación.

Voltereta sin consecuencias de Sara Mota
La novedad del concurso goyesco de recortes de Madrid llegó tras la final con la actuación por primera vez de tres jóvenes cortadoras, que se enfrentaron a un novillote de la ganadería de Sepúlveda de Yeltes. Las hermanas Coral y Sara Mota, de Guadalajara y Rocío Pulido de Majadahonda demostraron valentía, aunque también pagaron su escasa experiencia en citas tan relevantes como esta. De hecho, Sara Mota fue volteada por el animal sin consecuencias graves.

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