El Colegio San Vicente de Paúl apadrina a una niña de Haití

La oportunidad ha llegado a través de la Hija de la Caridad sor María Teresa Tapia, antigua superiora del colegio riosecano y última visitadora de Haití

Miguel García Marbán

Más de dos años después del devastador terremoto de Haití, la ayuda al maltrecho país sigue siendo una indispensable y obligada responsabilidad. Por eso, son necesarias iniciativas como la que ha llevado a cabo el Colegio San Vicente de Paúl de Medina de Rioseco al apadrinar a la niña François Neidjie, que cursa 2º año del primer ciclo en L’école  Jean Paul II, en Haití.

Desde el Departamento de Pastoral del centro se propuso apadrinar a un niño de Haití con la colaboración de todos los alumnos del colegio. Con este motivo, se colocó en cada clase una hucha donde cada niño, de forma voluntaria, ha hecho su aportación. En las clases, previamente se explicó en qué consistía el apadrinamiento, “concienciando a los niños sobre la importancia de ayudar a los más necesitados”, según señaló la profesora Marta Lorenzo.

Ha sido sor Mª Teresa Tapia, Hija de la Caridad, antigua superiora del colegio riosecano y última visitadora de Haití, donde desarrolla ahora su labor, la que ha permitido la oportunidad de ayudar a niños pobres y enfermos, muchos de ellos huérfanos de las últimas catástrofes.

El dinero del apadrinamiento cubrirá los gastos de escolarización, comida, libros y la medicación que necesitan durante un curso escolar. Gracias a la generosidad de los alumnos del Colegio San Vicente de Paúl y de sus familias se ha conseguido el apadrinamiento de una primera niña, François Neidjie, quien ya ha escrito al colegio una carta para hacer llegar una foto suya junto a su agradecimiento. El objetivo es apadrinar a algún niño más.

El terremoto de Haití fue registrado el 12 de enero de 2010 con epicentro a 15 km. de Puerto Príncipe, la capital de Haití. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el seísmo tuvo una magnitud de 7,0 grados y se habría generado a una profundidad de 10 kilómetros. También se registraron una serie de réplicas.

Los efectos causados sobre este país, el más pobre de América Latina, fueron devastadores. En el seísmo fallecieron 316.000 personas, 350.000 más quedaron heridas, y más de 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar. Se considera una de las catástrofes humanitarias más graves de la historia.

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