Hace unos días, el sacerdote riosecano Eugenio Oterino preguntaba el porqué del nombre de San Buenaventura para un colegio y el porqué de una imagen de la Inmaculada en su portada. Y es que muy pocos riosecanos saben que el origen del colegio del mismo nombre es una obra pía, llamada la Escuela de Cristo.
Se trataba de una institución religiosa, regida por sacerdotes y destinada a personas seglares. Tenía como principal finalidad la enseñanza basada en la búsqueda de la perfección espiritual. Al igual que ocurrió en otros lugares como Guatemala, la Escuela de Cristo riosecana, estuvo dirigida por los franciscanos procedentes de los dos conventos instituidos en la ciudad. Es fácil entonces, deducir el origen del nombre de San Buenaventura (santo franciscano y profesor en la Universidad de París) y de la imagen de la Inmaculada (dogma defendido precisamente por San Buenaventura y por la Orden Franciscana en general). Con la desamortización y la marcha de los hijos de San Francisco de nuestra ciudad, la institución pasó a manos privadas, que amplió el colegio comprando casas vecinas y cuya división puede verse perfectamente hoy desde el patio.
Curiosamente esta fachada nunca estuvo ubicada donde la vemos actualmente, sino en la calle del Pescado. Y era la portada, no del colegio, sino de la capilla del centro y se trasladó a la calle Mediana, cuando en los años 60-70 se remodeló esta parte del edificio.
Existen unas fotografías de la procesión del Mandato del Jueves Santo, realizadas a principios del siglo XX desde una casa vecina en la que se observa perfectamente cómo era en origen la entrada de dicho colegio. Un piso bajo de piedra de sillería con una puerta adintelada y un piso superior de adobe y entramado de madera, todo ello del siglo XVII, con balcones de hierro forjado, añadidos en el XIX.
El plano publicado por Coello en 1852, localiza esta institución de la Escuela de Cristo entre las iglesias, capillas y parroquias. Muchos de los riosecanos, especialmente antiguos alumnos recordarán cientos de anécdotas sobre este centenario colegio y podrán describir con precisión su interior añejo y decimonónico. Tan peculiar éste último que no hace muchos años, el director de cine Pedro Almodóvar, pensó en él en un primer momento, para localizar algunas escenas de su película La mala educación.