La garra del Rioseco: No fueron tantos… ni tan buenos

El CD Rioseco planta cara al líder y arranca un empate (2-2) que sabe a gloria
Remontaron un cero a dos, a pesar de fallar un penalti en los minutos iniciales

Reportaje fotográfico: Fernando Fradejas y David Carpintero

No fueron tantos ni tan buenos. O quizá sí, pero la garra, el coraje y la lucha de los blanquinegros desbarataron a un líder, el Unionistas de Salamanca, que gozó de una ventaja de cero a dos en el Juan Carlos Navarro y que tuvo que conformarse con arañar un punto en su visita a tierras riosecanas.

Se esperaba medio millar de salamantinos en la Ciudad de los Almirantes, al menos así lo creía el entrenador del Rioseco, Javier Yepes. Al final fue poco menos de un centenar, pero… ¡qué afición! Tomaron la calle Mayor durante el vermú, poniendo la nota de colorido a una mañana soleada. Más tarde, en el campo, no cesaron ni un solo minuto de apoyo incondicional a su equipo. Cánticos, aplausos, vítores… todo un repertorio y una lección de apoyo, en una categoría en la que estamos muy poco acostumbrados a estos despliegues.

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El Unionistas es un equipo férreo, diseñado para ascender, y brillar en cotas mucho más altas que la Regional Prefrente. Llegaba a Rioseco como líder, con tan sólo dos empates y seis victorias, muchas de ellas contadas por goleadas. Pero enfrente se encontró a un equipo que, a pesar de las muchas bajas, se conjuró en el vestuario y supo sobreponerse a los problemas.

futbol1A las primeras de cambio, Ángel Molina fallaba un penalti cometido sobre Xurre. Las cosas se ponían feas cuando en apenas treinta minutos los salmantinos lograban dos tantos (Toni Miguel, de penalti y Vitolo). Todo parecía apuntar a la goleada y un encuentro cómodo de los charros, pero un minuto antes del descanso, Paco aprovechaba un rechace para acortar distancias.

Un tanto que sirvió como revulsivo. En la segunda mitad los locales comenzaron enchufados, a punto estuvo Ángel Molina de igualar el marcador en el minuto cinco del segundo acto  pero su disparo se fue fuera. Mención especial merece el diez riosecano que lo hizo todo: falló un penalti, suyo fue el disparo que permitió el rechace del gol de Paco, fue el autor del empate y se jugó la clavícula.

Minutos después de lograr el definitivo dos a dos, Molina tuvo que salir del terreno de juego por un fuerte golpe en un choque y abandonó el polideportivo con el brazo en cabestrillo. En los últimos minutos, y aupados por su afición, los salmantinos apretaron; reclamaron dos penaltis y desaprovecharon, al menos, dos ocasiones inmejorables. Pero los riosecanos aguantaron estoicamente, a pesar de jugar con uno menos por expulsión en los últimos minutos de Chema. La garra, el coraje y la unión sirvió para arrancar un punto que sabe a victoria. Por cierto, emotivo minuto de silencio en recuerdo de Luis Ballesteros.

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