Los preparativos en la Semana Santa de Medina de Rioseco son importantes, en algunos casos tanto como cualquier otro acto de hermandad. El traslado de los pasos a las iglesias desde donde partirán en procesión, su limpieza, la colocación de la túnica del Ecce Homo o del Nazareno, el paño de la Verónica, o el sudario de La Escalera, son momentos únicos, sobre todo, para los cofrades que participan en ellos.
La cofradía de la Oración en el Huerto, que abre la procesión del Mandato el Jueves Santo, también tiene sus preparativos. En este caso cada año se cambia el ramaje del olivo que cobija al ángel que se aparece ante la imagen de Jesús. Es un trabajo complejo que desde hace unos años lo realizan cofrades de las mismas familias.
“Normalmente cortamos las ramas de olivos centenarios de pagos cercanos a Rioseco como La Perla. Aunque muchos cofrades ya hemos plantado en nuestros terrenos olivos, el problema es que el crecimiento es lento. No obstante, el mayordomo del próximo año Marcos Magdaleno plantó un olivo cuando era niño y tiene la ilusión de que el próximo año las ramas que coloquemos en el paso sean las suyas”, dice Vicente Martín, presidente de la cofradía y uno de los responsables de vestir el árbol.
Las nuevas ramas durarán ya todo el año y no será hasta el próximo Lunes Santo cuando se cambien. “Seguimos el proceso de la poda de un frutal pero a la inversa. Elegimos un buen plantón y poco a poco se van seleccionado las mejores ramas y su colocación adecuada. Como las hojas del olivo tiene un haz y un envés distinto, con muchos brillos, es importante que la composición sea correcta, sino quedará despeinado y no gustará al resto de los cofrades”, asegura el presidente, quien confirma ser la quinta generación de su familia que coloca las ramas a su paso.
Tradicionalmente el paso de la Oración en el Huerto, también conocido como La Rosa, ha estado ligado al gremio de los hortelanos. “Hoy ya no quedan hortelanos profesionales, aunque muchas familias del paso descendemos de antepasados que fueron hortelanos”. Poco a poco el ramaje se va situando, atada con alambre, en el tronco, que no es de olivo, sino de almendro, una madera “muy resistente y flexible”. Desde hace unos años para acá, especialmente desde la restauración del ángel, se coloca mucho menos ramas para que esta talla pueda ser visible.
El Cristo sonreirá si las ramas están bien colocadas
Una vez cumplido con la tradición y fieles a la costumbre, los cofrades meriendan unas pastas. Uno de ellos asegura que será la imagen del propio Cristo quien les indique si el trabajo ha sido adecuado. “Si las ramas están bien puestas, el Cristo sonreirá”, asegura un veterano cofrade. Lavozderioseco.com ha realizado una fotografía a la talla que sí parece esbozar una sonrisa. Juzguen ustedes mismos el resultado.