Si hay algo que caracteriza a los riosecanos es su afición por los apodos y por rebautizar, hemos rebautizado a personas, familias, jardines, plazas, fiestas… hasta los pasos de Semana Santa tienen sus sobrenombres, incluso algunas de sus figuras.
A principios del siglo XVII, se levantó en Medina de Rioseco una calle paralela a la calle Ancha. Se comenzó a conocer por estas razones como la calle Nueva y hoy trescientos y pico años después así se sigue llamando. En los años 80 se abrió en la Calle Mayor, la primera tienda de frutos secos, a falta de nombre propio se la empezó a llamar popularmente la Tienda Nueva, y con él se quedó hasta que cerró. En los años 50, más concretamente en 1956 se inauguraba un barrio de viviendas sociales a las afueras de la ciudad de Rioseco, tras el Cuartel de la Guardia Civil. A este grupo de casas los riosecanos las confirmaron con el apodo de las Casas Nuevas, con el que hoy se las sigue conociendo 57 años después. El reparto de las llaves se celebró en la Plaza 18 de julio, y a él acudieron autoridades civiles y religiosas, propietarios y cientos de curiosos riosecanos que se dieron el paseo hasta este lugar para presenciar el evento. El acto fue recogido en las históricas fotografías en blanco y negro que ilustran este artículo y la revista de Semana Santa de aquel año, llegó a incluir un furibundo artículo firmado por Pedro García de Hoyos, que criticaba la construcción de nuevos barrios en nuestra ciudad.
Las Casas Nuevas tuvieron, como los barrios históricos riosecanos, su fiesta propia. Se celebraba el 18 de julio, con una verbena, juegos infantiles y limonada. Una celebración vecinal que se mantuvo en pie hasta bien entrado los años 80 en que desapareció.
La construcción de este tipo de viviendas no era novedosa en Medina de Rioseco. En 1950 ya se habían realizado en las laderas del Castillo otro grupo de viviendas sociales, llamado oficialmente “Pedro Garrido Capa”, y que los riosecanos, como no, también rebautizaron como “las Casas del Paseo”.
Hoy algunos grupos políticos piden el cambio de nombres de las calles que componen este barrio riosecano, por sus recuerdos del régimen de Franco. Yo desde aquí reivindico no sólo el cambio de éstos, sino el de todos los nombres de todas las calles riosecanas relacionados con la política, de uno y otro lado, y que nada tienen que ver con Medina de Rioseco. Tener una calle dedicada debe ser un honor, ganado por una labor desinteresada realizada por dicha persona en pro de nuestra ciudad o un reconocimiento a un hijo de la ciudad destacado en la Historia. Un nombre de una calle no debe ser un premio o un instrumento político, ni de una, ni de otra tendencia. La medida debe pasar primero por recuperar los nombres originales de nuestras calles (Pañeros, la Rúa, Villarramiel, Posada, La Sal, Joyería, Cárcel Vieja,…) y bautizar el resto con los de nuestros conciudadanos más ilustres. Y no será por falta de ellos, que en Medina de Rioseco tenemos para llenar no sólo un callejero entero, sino varios.