José Antonio Larrea se ha proclamado este domingo ganador de la tercera edición del Trofeo Máster de Ciclismo Ciudad de Medina de Rioseco. El ciclista vasco, del conjunto Goerna Intrespa, ha llegado en solitario a la meta ubicada en la avenida Quinto Centenario tras completar los 86 kilómetros de la prueba.
Al filo de las once de la mañana cerca de setenta ciclistas llegados de clubes de Castilla y León, Castilla la Mancha, País Vasco, Asturias y Cantabria, se daban cita en la Plaza Mayor riosecana, desde donde se efectuaba una salida neutralizada por la rúa Mayor y avenida Juan Carlos I, hasta llegar a la carretera de Tordesillas donde se daba el banderazo de salida.
El pelotón ha estado muy activo desde los comienzos con continuos ataques. Tras llegar a la localidad de Castromonte, donde se ha iniciado un circuito de tres vueltas que atravesaba el Monte de San Lorenzo y Santa Espina, la carrera se ha fracturado. En la última vuelta, un grupeto de una veintena de hombres mandaba en la carretera, y en el ascenso hacia Castromonte, Larrea ha conseguido saltar y aventajar unos metros que se han ido incrementando a medida de que transcurrían los kilómetros.
A su paso por la localidad de Villabrágima aventajaba a sus perseguidores en poco menos de un minuto, lo que le ha servido para plantarse en solitario en Rioseco y adjudicarse una prueba muy especial, pues como el mismo corredor ha confesado es el pueblo en el que vive gran parte de la familia de su mujer. “Me la he jugado a quedar el primero o el último y me ha salido bien”, decía el ciclista nada más llegar a la meta.
El grupo perseguidor se ha jugado la segunda y la tercera plaza al sprint, con Miguel Ángel Andrés y Ángel Salvador como protagonistas. En categoría senior, Zigor Ceballos ha sido el vencedor, mientras que en máster 30 el triunfador ha sido el propio Larrea. Carlos Cuenca se ha impuesto en la categoría de Máster 40, César Salamanqués en 50 y en máster 60 el triunfador ha sido Rafael Navarro. Desde la organización se calificaba esta tercera edición de «éxito» y se celebraba el que no se tuviera que lamentar ninguna lesión o caída.